Va hacer cuarenta años,
cuando a España llegue.
Por un lado y por el otro,
se escuchaba un decir.
Aunque ahora suene a facha,
y nadie lo quiera reconocer.
Pues se encargaron de ello,
los que vinieron después.
Con Franco se vivía mejor,
era el dichoso dicho, y hasta ya lo creo yo.
Le llamaban dictador, porque
las leyes dictaba.
Mandaba en el país, con
mentalidad castrense.
Muy propio de un general,
pues a su cuartel se debe.
Tenía a todos firmes, los
suyos y los ajenos.
Gobernó en tiempos
difíciles, fueron tiempos de posguerra.
Unos contentó en vida, otros cuando le dieron tierra.
No viviendo aquellos
tiempos, añoranza yo no tengo.
Ahora gobiernan otros,
demócratas se dicen ellos.
Pues con nuestros votos
salen, elegidos diputados.
Aunque nunca salen de las
listas, listas de los elegidos.
Elegidos del partido, que se
eligen ellos mismos.
Por lo menos el caudillo los
cambiaba a menudo.
Cual se cambian los pañales
a los niños, y por el mismo motivo.
Para que no se llenen de
mierda, aunque aquí ya estén henchidos.
Malgastan nuestro dinero,
hacen autovías y aeropuertos.
Mejoran las comunicaciones y
así vamos como un tiro.
Como un tiro de escopeta, pero
escopeta de feria.
Que por mucho que apunten,
por lo general siempre yerran.
Nosotros pagamos la pólvora,
ellos llevan la muñeca.
Pero mucho temo yo, que otra vez nos han “timao”.
Aeropuertos sin aviones, y en la dichosa autovía el multanova esperando.
No es más que otra manera,
para sacarnos los cuartos.
Que si vas despacio porque
estorbas.
Que si corres porque te
pasas, que si te falta la pegatina.
Se caen a pedazos, los
coches de la policía.
Pero si de multar se trata,
la última tecnología.
Quizás fuera mejor, si
viviera el caudillo.
Otra vez en seiscientos
viajar.
Parando de pueblo en pueblo,
y bebiendo del botijo.
No viviendo aquellos
tiempos, añoranza yo no tengo.
No veo con suficiente moral,
a nuestros representantes.
Siete lustros que van ya, y
seguimos como antes.
Como antes o peor, nos
abrasan a impuestos, para con nuestros dineros.
Satisfacer su ego, también
llenarse el bolsillo.
Haciendo grandes proyectos
que nadie se los pidió.
Y en eses proyectos grandes,
llevarse grande comisión.
Creando nuevas normas, impuestos, tasas y deberes.
Vendiendo nuestros derechos,
al amiguete de turno.
Aquí un aeropuerto, allí una
concesión de la hora, o quizás una Itv.
También una autopista, si es
que pasan muchos coches.
Si acaso no fuesen rentables,
aquí no ha pasado nada.
Que se las coma el estado,
con patatas o con ajo.
¿Y los que hemos pagado?… a
berrear en la calle.
Como borregos nos tratan,
como críos de la teta.
Que hay que llevar de la
mano, por si acaso nos perdemos.
Perdidos estamos ya, pues
erraron el camino.
Quejarnos ya no podemos,
puesto que nos ningunean.
Su dedicación es plena a
quitarnos los higadillos.
No solo suben impuestos.
También bajan salarios, y recortan
las pensiones.
Y el valor de las propiedades... ¿pero el IBI?... por las nubes.
Y nosotros como borregos, llevamos
la papeleta, cuando nos ponen el día.
Una vez pasado el día, si te
he visto no me acuerdo.
Donde antes había dicho digo,
ahora lo que digo es diego.
Y yo me pregunto.
¿Es esto una democracia?
¿Es esto una dictadura?
¿O una tomadura de pelo de
siete hijos de puta, que no quieren soltar la teta?
No viviendo aquellos
tiempos, me ha entrado añoranza…