domingo, 25 de junio de 2017

Si yo fuese presidente...


Si tuviese el honor, de tener la confianza de la gente, lucharía con tesón por todos aquellos que me otorgaron su voto, y por ganar la confianza de los otros.

Si yo fuese presidente, haría una reforma laboral, donde el empresario cotizase el despido por anticipado evitando mucho mal, pudiendo recuperar parte de lo pagado, si mantiene al trabajador en su puesto, hasta que este se pueda jubilar.

Si yo fuese presidente, con bridas de seda y acero, embridaría ese caballo desbocado, que no deja crecer brizna de hierba en el prado, y le han puesto de nombre mercado.

No haría tratados a espaldas de los que me han votado, que contuviesen clausulas oscuras que no pudiesen ver la luz hasta pasados treinta años.

¡Ahhh... si yo fuese presidente! No se me escaparía un ochavo, con mis colegas  llegaría a acuerdos, haríamos leyes que dijesen; queda prohibido vender en esta tierra, el fruto de trabajo esclavo...

Y a eses seres abyectos..., que se dicen empresarios, que producen con el hambre, y contribuyen con centavos,  les cerraría las puertas, que se fuesen a Ostracia a buscar nuevos mercados.

Si yo fuese presidente, de esta vieja piel de toro, en Bruselas propondría luchar por los ciudadanos, haciendo normas más justas, tanto para trabajadores, como para empresarios, fuesen estos multinacionales, o pequeños artesanos.

Si yo fuese presidente, a los banqueros indecentes... los de aquí, o de allen mares, igualaría con las leyes..., del tan cacareado mercado, y, puesto que fueron imprudentes y engañaron al paisano, les daría de esa amarga medicina, que  han traído en sus frascos.

Si yo fuese presidente, haría valer como el oro, el peso de esta vieja piel de toro, con la fuerza de la razón, y de nuestros ciudadanos... también de irlandeses, portugueses, griegos y demás que se quisieran sumar, sin darles tiempo a remojar, las barbas cortaría, a las agencias de rating, los del Bilderberg club,  y el Fondo Monetario Internacional.

Si yo fuese presidente, le preguntaría a la gente de esta raída y vieja piel de toro, si quieren un estado fuerte y decente, o prefieren mantener diecisiete reinos de taifas con sus cortes y millares a cientos de amamandurriados.

 Si yo fuese presidente, sin pensarlo ni un momento, aunque con seguridad eso me costase el puesto... y quizás algo más, haría en derechos igual, cuando tocase jubilación, al que cava en el huerto, el que pone ladrillos, el que cura la gente, o, se sienta en el parlamento. Si somos todos iguales, ¿porqué trabajando menos, quieren algunos doble jubilación?

 Si yo fuese presidente, ¡Ahhh...  si yo fuese presidente! me haría con una buena vara de membrillo, o una estaca de pino, y a estos últimos pollinos que dicen nos han gobernado, les haría un té especial con la vara antes mentada, y ya para rematar, con la pensión de un autónomo les haría jubilar.


By: Luis Ángel Jul López

lunes, 12 de junio de 2017

Dualidad.


Vivimos los ciudadanos de este país en un sin vivir, tan solo obligaciones, deberes e impuestos. Residentes en la España de los diecisiete reinos de taifas si de pagar impuestos se trata. o para sufrir callados las estafas de la banca... Los desmanes de eléctricas, telecos, y si se tercia, hasta de los que suministran el agua.

Contribuyentes, patriotas..., aunque a rastras, cubiertos con la rojigualda, y moratones en la espalda, consecuencia de tanto currar, y de los estacazos propinados con el mástil virtual de la enseña nacional... Que nada tiene que ver nuestra mancillada bandera que unos denostan,  y en la que se ampara la piara nacional que nos gobierna.

Diecisiete reinos más uno, con sus ayuntamientos, pedanías, y sus preceptivas cortes a las que mantener, y como no, también soportar las ocurrencias, dislates, desmanes y desvaríos del caudillo de turno, solo obligaciones, tasas e impuestos, que si el dinero no llega para la ocurrencia caciquil y de su banda, al vecino se acude con un nuevo impuesto o derrama, que pa' eso se ha empadronado, pa' contribuir con el erario "público." 

Se inventan leyes, normas que a todas luces, hasta el que asó la manteca se da cuenta de que son un robo y una estafa, da igual si ganas o pierdes, o si te mueres, no hay escapatoria, siempre pagas la tasa impuesta.

No hay olvido ni perdón, si se trata de meternos la mano en el zurrón, da igual que uno se declare de derechas o izquierdas, si es justo o no, te roban con la ley hecha ad hoc, y si no quieres; embargo de cuenta, primero has de pagar, y luego, "jijijiji", reclamas si puedes.

Si acaso el ciudadano se decide a reclamar sus derechos, al momento cambian las tornas, por arte de magia de birli birloque, si te he visto no me acuerdo, y no vuelva usted mañana... ni pasado con sus quejas. Ningunean a los vecinos, les relegan al olvido cual  moradores de Ostracia, país imaginario que me acabo de inventar.

Emulando a los antiguos griegos, pero sin la fuerza popular, condenando al ciudadano al ostracismo por los derechos reclamar, tan solo pulsando un botón, y si te pones "pesao"  la poli municipal, la consigna general es marear, que no logre el incauto salir del laberinto.
Vivimos en un sin vivir, vivimos una dualidad, sin saber muy bien quienes somos, si somos de aquí o de acullá, tan solo dos certezas, cuando de pagar se trata seguro que somos de aquí, si buscamos nuestros derechos... Ay amigo, si buscamos nuestros derechos somos del más allá

¿Hay alguien ahí?

  A pesar del estruendo, del ruido de escombros cayendo, de lo absurdo de la demolición, del volado, y la violación de las normas, a pes...