sábado, 11 de septiembre de 2021

El discurso del odio se escribe en palacio.

 








Vuelve la burra al trigo… Cansinos incansables, no se cansan de repetir la misma perorata, como si en este país fuésemos todos niños de teta.

Odio, odio por doquier, odio a todo aquél que disienta de la verdad oficial, odio para criminalizar, odio para manipular, odio en la televisión nacional, pagada con los impuestos de los odiados.

Ya se le veían maneras al ínclito inquilino monclovita, prófugo del arado, bueno para tender los tocinos al Sol, y ve parando, que el personaje, si de lo que se trata es de trabajar en pro de la comunidad, el “probe” no da más de sí.

Desde aquél famoso debate, donde el indecente quiso hacer su igual a Rajoy, por aquél entonces ya se veía como destilaba odio todo su ser, mirada baja, mandíbula apretada, vomitando mentiras y falsas promesas por doquier.

Un pequeño Hitler de talla grande, un don nadie, que de no ser por el apoyo de delincuentes, separatistas, herederos de la ETA y como no, de los que desde su entorno por un sillón están dispuestos a lamerle el badajo de abajo.

Mentiras y tretas, incompetencia, muertes, ruina, inquina, falta de respuestas, sea en el parlamento, o en ruedas de prensa, al  juez tampoco se le respeta, si dicta sentencia y esta no está  de acuerdo con sus ideas, ese  juez es fascista.

Llevamos algo más de dos años de ignominia, de mentiras y discursos guerra civilistas, de incompetencia supina, cualquier ciudadano de centro izquierda que no se haya movido, hoy es de derechas... y fascista, los de centro, extrema derecha, y los de derecha: “No pasarán como en el 36”.

El discurso de odio se escribe en palacio, bajo las directrices de un enajenado mental que, para tapar su incompetencia, aprovecha crímenes y desmanes de propios y extraños. Agresiones, violaciones y muertos sirven a ese ser abyecto y su cohorte de mamanabos, y se transforman en el leitmotiv para criminalizar a la oposición y justificar los ataques terroristas sufridos por estos.

Así pues, que un diputado de Vox sea apedreado por los cachorros de sus socios está justificado. ¿Quién le manda hacer campaña cuando tenía que estar callado? Que pedir el voto al ciudadano es discurso de odio si lo pide Vox.

También es discurso de odio si el violador es foráneo y se pide que esa estadística no la coma un español,  también será culpa de Vox, si voluntariamente, un gay, con el cerebro lavado con Mr. Proper, pide le graben a golpe de cutter en las nalgas las tablas de la ley…

Odio por doquier, odio en la SeCta, odio en la Cuatro y en TVE, lo proclama García Ferreras y su séquito, lo proclaman desde Newtrola, lo proclaman profesionales independientes con los bolsillos calientes.

Lo proclaman a los cuatro vientos, ministros, ministras y presidente, que es urgente, es menester una cortina de humo antes de utilizar el acero. Que el español medio es indolente y de memoria a corto plazo.

Procede pues, machacar con el mismo cuento,  el odio. Odio poderoso elemento que les hará olvidar falsas promesas, el precio de la luz, los ciento treinta mil muertos, los parados que no cuento, la deuda impagable, la traición al respetable, y, que en este gobierno, les importa un carajo conducir los españoles al 36 del siglo pasado, y que entre sí se maten.

Lo dicho:

El discurso de odio se escribe en palacio.

 

By Luis Ángel Jul López

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