sábado, 27 de agosto de 2016

El hombre del no.

M Marinaco on Twitter: "Falconeti, 'pillado' inventándose a Valeria, su  amiga invisible maltratada.… https://t.co/kbhEtdhGuv"
En medio de la fauna política, en un partido cuyas siglas han perdido su sentido, se ha instalado como secretario general: El hombre del no.

P.S. son sus iniciales, que a Pedro Sánchez corresponden, la cordura, -si algún día la tuvo,-  le abandonó, justo el caso contrario de aquél fiel escudero, que hasta en las iniciales y por llevar la contraria el destino de orden cambió, así es; a Sancho  Panza me refiero, que cuerdo siempre estuvo,  tan sólo algo en común, los palos recibidos por uno y  otro, la diferencia; los que le quedan por llevar al pobre Sánchez.

Palos para el pobre Sancho, por seguir con parecidas locuras al caballero de la triste figura,   que en sus delirios buscaba justicia, veía princesas, y bellas doncellas en una porquera, en molinos manchegos gigantes malvados, y en los molineros, ogros cabreados.

Tal cual le sucedía a su mentor maese Rodríguez cuando veía a un tal Rajoy, locuras y delirios traspasados por  dicho maese  Rodríguez, a su pupilo  Pedro Sánchez, convirtiéndole de esa manera en El hombre del No

Pero lo de Sancho Panza  tan sólo eran críticas noveladas,  en genial parodia del manco de Lepanto a la desmesurada entonces afición y querencia de sus contemporáneos por la lectura de caballerescas novelas, en las cuales se exageraban y exacerbaban las pasiones, virtudes, y hazañas de dichos personajes.

El caso del señor Sánchez es más triste y más patético  que la historia del caballero de la triste figura, por tratarse de la realidad que nos atañe y el estrago que puede causar al estado de bienestar, y por supuesto a nuestros bolsillos. Tenemos un personaje de novela que aspira al gobierno de la nación, joven, con buena planta, y de verbo facilón, le falla el corazón, no hay pasión en sus palabras por mucho que lo intente, y como si eso fuera poco, y por desgracia, poca cosa en la sesera. Sigue el señor Sánchez  en sus delirios quijotescos las enseñanzas de maese Rodríguez Zapatero.

Tal y como le pasó a nuestro amigo Sancho con su señor D. Quijano, igual le pasa a Sánchez con su maese Rodríguez. Seguirá sus enseñanzas hasta que le muelan a palos bien molido el costillar, -en sentido figurado, claro está-  no cejará el hombre en su empeño; echar de Moncloa al ogro Rajoy.

Palos, que no por ser en sentido figurado duelen menos, sino al contrario, Pedro Sánchez, por tozudo, obstinado y ramplón, en sus delirios, de querer ser presidente  cuál antigua novela caballeresca, personaje olvidado, o quizás desechado por Cervantes por demasiado incoherente, ansía sentarse al lado de su amada Dulcinea, otorgándole a la misma, el título de dama primera del reino de las Españas, desoye así propios y extraños que no le bailen el agua, y repite con denodada tozudez: ¡No, es no! ¿Cuál es la parte del no que no habéis entendido?

Con el ceño fruncido, odio en la mirada, cegado por  la ira rechina los dientes, aún está latente el dolor, la humillación de su última derrota. Nada ni nadie le importa ya, tan sólo la venganza personal, se cree el caballero que listo está para la revancha.

Ya ha elegido armas y lema, el lema será decir:  ¡No! Las armas, escudo partido por los cuatro costados coronado por puño con rosa cerrado, la rosa deshojada, pétalos en el suelo, el fondo azul cielo,  vientos huracanados llevando la tierra en nubes de polvo... -ya que a nadie esta pertenece,-  y nubes contadas a dedo, en honor al oficio de su maese Zapatero.

Intenta el hombre del No de esa manera, cumplir la misión que el hortelano del perro así le encargó, si no puedes gobernar, que no gobierne Rajoy… Ni Rivera, de Iglesias... líbrenos Dios.

Si de Sánchez dependiese, estaríamos en estas tierras de España inmersos en continuas  campañas, elección tras elección, sumergidos en el sin sentido de un gobierno en funciones donde no se pueden tomar decisiones, eso sí, a gastos pagados, tumbados en cálidas playas, echándose cremita del mejor bronceador, sin levantar la cabeza, ni renunciar a la protección del sombrajo. De ser preguntado, fuere lo que fuere, la respuesta ha de ser siempre la misma: ¡¡¡No, no, y mil veces no, coño!!! ¿Cuál es la parte del no que no entendéis?

En esas estamos, mientras los ciudadanos, de nuestro bolsillo pagamos sueldos, dietas y prebendas de los diputados, indemnizaciones, y jubilación. Da igual el color, si azules, rojos, naranjas, morados, verdes o mezclados, no importa el color, aquí nada se mueve, ni nadie quiere que le muevan el sillón, lo urgente, lo principal, es: ¿Dónde nos sentamos? A derecha, centro, o  izquierda siempre  en primera fila… en el gallinero no.

By. Luis Ángel Jul López

¿Hay alguien ahí?

  A pesar del estruendo, del ruido de escombros cayendo, de lo absurdo de la demolición, del volado, y la violación de las normas, a pes...