martes, 19 de mayo de 2020

El precio de la incompetencia.

          Bolso bandolera Edvard Munch "El grito" - Reproduccionesdearte es

 
Estamos a punto de recibir la factura del coronavirus… Naturalmente me refiero a la factura que no van a poder ocultar, no a los muertos, que cada familiar ya pago la suya, en silencio y sin derecho a protestar.
 
 Nuestros gestores, representantes, o como se les quiera llamar, nos han dado a elegir entre susto y muerte.
 
La muerte ya afectó a todos aquellos que en suerte les tocó, y por desgracia, a los que quedan por tocar, eso ya no tiene solución, ahora lo que toca es un susto de muerte.
 
Saldrá el presidente, si es que sale, a contarnos lo bien que lo ha hecho, las miles de vidas que salvó, y que hay que arrimar el hombro, que nadie se quedará atrás, y que hacienda de nadie se va olvidar… No, no, rebobinemos, como dicen en las pelis americanas, el jurado no tendrá en cuenta mis últimas palabras.
 
-Ay Señor, en que estaría pensando yo.-
 
Como iba diciendo, saldrá Pedro el cachondo, pondrá la maquinaria socialista a "trabajar," y nos dirá lo mala que es la oposición, que ahora la responsabilidad es nuestra, que hay que reconstruir el país,  hay que arrimar el hombro, que hay que recortar, mientras por detrás unta a La SeCta, Newtral, la Pastor, García Ferreras y los demás.
 
Una vez más, nos contará el cuento chino del virus que vino del frío, nos pedirá un margen de confianza, paciencia y si se tercia, que le volvamos a votar.
 
Y a fe mía, amigos míos, muchos de sus votantes van a "recuncar," condenando al resto de los ciudadanos a pagar solidariamente el precio de la incompetencia, la desidia, y la inoperancia, y no va a ser pecata minuta.
 
Como poco un trimestre perdido, gobernados por un enfermo mental que promete subvenciones a gogó pa' mantenerse en el poder…
 
Me viene a la memoria el 2007 y principios del 2008, la negación de la crisis financiera, -del ladrillo le llamaron en su momento,- y no puedo evitar ver la similitud con esta pandemia, anunciada a bombo y platillo desde la ciudad confinada de Wuhan.
 
No señores, no, esta pandemia no pilló a nadie desprevenido, pilló a unos gobernantes sectarios con intereses partidistas de por medio, la elección de ellos ha sido clara, primero yo, después yo, y si algo queda, pensaré en pensar en los ciudadanos…
 
A los muertos que les den tierra, o fuego, eso sí, sin publicidad, si la crisis del 2008 se les fue de las manos, de esta pandemia ya ni hablamos, todavía seguimos confinados, y el lobo totalitario ya ha mostrado los colmillos, hasta prohíbe manifestarnos, nada de caceroladas, y no sabemos hasta dónde quiere llegar, ni lo que quiere prohibir.
 
Por lo de pronto, cortando calles y prohibiendo circular por la calle donde vive el marqués de Galapagar.
 
¿Qué vendrá detrás?  ¿Qué no sople el viento?... ¿Qué no se mueva una brizna de hierba?... ¿O que no cante el gallo quizás?
 
 Os invitaría a tirar de memoria, y recordar la trayectoria de esa formación, pero puesto que todavía estamos inmersos en la maldita pandemia, no es cuestión de apelar a tal cuestión, si no de prepararse para pagar la factura del desaguisado.
 
Y para que no se diga que nos ha pillado desprevenidos, desde aquí quedamos todos advertidos.
 
Venga, id preparando los bolsillos, que el precio de la incompetencia es muy caro.
 

By Luis Ángel Jul López.


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