Asco,
retortijones, y arcadas, esto es lo que producen las últimas resoluciones
judiciales que se han dictado en estos días.
La
primera aquí mismo, en nuestra querida y ajada piel de toro. Me refiero claro
está al famoso caso faisán, resolución que viene a confirmar lo dicho por mí
mismo en el anterior escrito. En este caso se dan tres premisas por mí
nombradas, a saber: tenemos cabezas de turco, jueces comprados y fiscales
pagados, la resolución no podría ser otra, justicia manipulada y sentencia
política.
Sentencia
que por otra parte no es tal, ya que cumple con la hoja de ruta marcada por el
inefable ZP, premia a los cabezas de turco, sabe Dios con que prebendas, y no enviándolos
a prisión, puesto que una condena de un año y medio no implica cárcel, cumple
con los terroristas, al fin y al cabo para eso se dio el chivatazo, y
finalmente deja impoluto a Maquiavelo, como no, para eso están los cabezas de
turco.
La segunda
viene de fuera de nuestras fronteras, y también contiene elementos de mi
anterior escrito, el principal es un tal Luis López Guerra, -el diablo lo
confunda- juez nombrado a dedo, que en este caso paga bien el favor al autista
que lo ha nombrado, por si alguien no lo entiende, otra vez el inefable ZP.
Se cumple
así la hoja de ruta marcada por el innombrable, el humillador de las víctimas
de ETA, el que nunca debiera haber sido parido. Aún que justo es reconocerlo,
no toda la culpa ha sido suya. No, tal cual ha sucedido en la Alemania nazi, la
guerra y el holocausto, han sido posibles porque el enano del bigote ridículo
ha tenido apoyos políticos.
Aquí
ha pasado lo mismo, puedo entender que alguien vote una opción política por
ideología, incluso puedo entender que se le vuelva a votar por miopía, lo que
no puedo entender, es que los que están a su alrededor, apoyen sus desvaríos, e
incluso después de casi dos años, sigan justificando sus felonías.
Estamos
podridos… políticamente hablando, el innombrable, el felón en sus delirios de
grandeza, el que ha querido pasar a la historia como el pacificador, pasando
valga la redundancia por encima del honor y del sufrimiento de las víctimas del
terror, permitiendo incluso el intento de desmembramiento de un país con siglos
de historia, todo esto por el poder, por calarse la corona de laureles cual
Nerón de siglo XXI y si todo eso fuera poco, dejando deudas pendientes para
siete generaciones.
A mí
todo lo que está sucediendo me produce arcadas, el saber que todo está amañado, el saber que no se puede hacer
nada sin caer en la “ilegalidad,” saber que existe una telaraña oculta,
diseñada para proteger a los impresentables que dicen representarnos, sean del
color que sean… la impotencia, el desánimo, la rabia…
Que hartura
Señor, aguantar a felones, y encima de todo tener que mantenerlos, estamos
dormidos o narcotizados, no puedo entender que aún no le hayamos sacado la piel
a tiras a más de uno de esos, que dicen que nos representan.
No
habré sido políticamente correcto, ni quiero serlo, pero, por lo menos me he
desahogado.