Ya estamos
otra vez en Bananalandia, tierra de chupópteros y mangurrinos, al parecer los
vampiros que nos han gobernado no hace mucho temían perder el poder, para no quedarse sin la vía central por
la cual chupaban el sudor y sangre de los pobres zombis, (léase nosotros) decidieron
encargar a sus lacayos de turno la vigilancia de cualquier posible adversario
desde las más altas estancias.
Para tales
menesteres decidieron utilizar al comodín de turno, sin tener en cuenta que
este a su vez sabedor de la avaricia de tales vampiros, decidió jugar con tantas
barajas cuantos clanes de vampiros acudían a su garito, de esta manera cual
pescadilla que se muerde la cola, el mangurrino en cuestión decidió repartir las
cartas a su conveniencia, convirtiendo de esa manera al espía en espiado.
Mientras tanto
los hijos de los padres de la patria catalana, y también los padres como no, se
dedicaban a predicar austeridad y recortar mientras ellos llenaban bien sus
alforjas con ese dinero que no es de “naide,” y que para más seguridad se lo llevaban a
Suiza, aunque ellos estuviesen violando las leyes que obligatoriamente hacían
cumplir a los pobres Zombis.
Así pasaron
más de treinta años, las arcas se fueron
llenando de facturas sin pagar a la misma velocidad que desaparecían los
caudales de las mismas, hasta que el esfuerzo de los Zombis no fue suficiente
para mantener el insaciable apetito de los vampiros mediterráneos.
En espera de
nuevas leyes de amnistía estuvieron, hasta que el nuevo líder junto con los
suyos, se encontró con el liso y frío acero de la caja, con la esperanza de ver
algo verde en la hucha que no fuese moho, decide promulgar dicha
amnistía, eso sí solo para los mangurrinos recalcitrantes, y su prole.
Asoman de esa
manera cantidades ingentes de caudales malversados por nuestros parlanchines,
que no parlamentarios, que han convertido con sus haceres a este país en la
meca del (triler) y no me refiero a un género de película, sino al mal llamado oficio
de trilero, aun así tienen el morro de pedir respeto y presunción de inocencia.
Escarnio y
bochorno una vez más de nuestros póliti… digo vampiros hacía sus
administrados y proveedores de su sustento. Los larapios, amigos de lo ajeno, aunque para ellos
lo público no es de “naide,” no se les cae la cara de vergüenza cada vez que se
les descubre una mamandurria.
Chapuceros que
se creen que sus fechorías deben de quedar en la impunidad, desde mi atalaya
abogo para que los ciudad… Upsss. Zombis, que estén próximos a esos vampiros se
armen de una buena vara de membrillo, (también hay unas de fibra irrompibles) y
que cada vez que se crucen con un espécimen tal, le sacudan un buen varillazo
detrás de las orejas, esto provocará en los Zombis una sensación de bien estar,
al tiempo que lo va liberando de la esclavitud de dichos seres, y a ellos con
seguridad les ayudará a bajar la grasa.