lunes, 9 de diciembre de 2019

Dos naranjas.




Aprovechando que la cumbre climática por accidente se celebra en Madrid, y con la parafernalia que esto conlleva, Greta Thumberg incluida, para los que estamos concienciados con el medio ambiente cualquier pequeño detalle nos mueve a la reflexión.

Y esto es lo que sucedió, también por accidente, al encontrarme de repente ante dos naranjas de distinta procedencia…

Que si yo soy la mejor, que si la mejor soy yo, una nacional, sana, grandota, hermosa, e inocente, panocha, oriunda de la huerta murciana.

La otra… La otra con mucho mundo, la repanocha, se ve nada más mirarla que tiene  su piel ajada, efecto del Sol de África, es una naranja viajada, con marcas del CO2 y de haber chupado mucha cámara…

Cámara de frío se entiende, que no es ninguna Greta, ni activista por antonomasia, ni de la familia Barden, no pertenece a partido de la progresía, y no va a la SeCta de tertuliana.

Yo diría más bien que es de origen humilde, sus cultivadores, probablemente negros, en negro habrán cobrado, si es que cobraron por el trabajo realizado.

No obstante ahí está, haciendo fiera competencia a la murciana, habrá pensado ella, quedándose tan ancha como alta, que no es cuestión, que después de tanta milla andada me quede en los anaqueles de cualquier mercado olvidada, pa’ eso que se queden la panocha y la valenciana, que yo tengo quien me defienda, no como esas paletas que se pudren en la rama.

Tanto discurso siembra en mi confusión.

Habla la niña Greta, frunce el ceño y para venir a la cumbre del clima pone condición.

-Si queréis oír mi voz, que es la voz de la sapiencia, habréis de ponerme conducción y tener paciencia, que no sea tren, barco o avión… en burro tampoco.-

Vaya por Dios.

Replica “Trumpe.”

-No cariño, no mientas, todo es un timo, American First.-

Hablan los gerifaltes de la Unión, y los indios universitarios que se asustan cuando ven un escorpión, habla Pedro Sánchez, con un sospechoso olor al queroseno de falcón, y la cosa me empieza a oler mal, dicen unos, son los pedos de las vacas, pero yo creo que ha sido el pedo de un cabrón…

Se apuntan soluciones pa’ arreglar el desaguisado, y eso naturalmente pasa por crear un nuevo impuestazo, que los pedos de las vacas se arreglan gravando el chuletón.

Que esto es insostenible, no se puede quemar tanto combustible, que todos tenemos que contribuir, y reducir el CO2 olvidarnos de ir de vacaciones a Canarias y comer guisantes con jamón.

Ante tanto discurso sesudo y tanta parafernalia, reflexiono sobre la discusión que han tenido mis dos naranjas, y pienso: Ahí está la solución.

Si no hubiésemos traído la naranja extranjera, que nos es por denostarla, pero es la peor de las dos, no se quedaría la nuestra para abonar la tierra, se crearía más riqueza y menos CO2, comeríamos mejor calidad, los sueldos serian mejores y quedarían cubiertos los pedos de las vacas y de los cabrones.


By: Luis Ángel Jul López.

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