lunes, 25 de abril de 2016

Utopía.


Aquí estamos otra vez, sin poder digerir las noticias que nos trae la prensa, que tan solo habla de esa caterva de bandidos que tenemos por representantes. Eso me ha llevado a reflexionar, en cual podría ser la manera más efectiva para controlar la piara nacional que nos gobierna.

Hace unos días mientras sacaba los perros de paseo por el “campo,” ensimismado con mis pensamientos, dejé volar la imaginación. Y en esas conversaciones que uno mantiene consigo mismo, me puse a reflexionar en el control cada vez más férreo, al cual los ciudadanos  estamos sometidos día a día, y cada vez con más intensidad por parte del estado.

Las nuevas tecnologías, bases de datos, chips, tarjetas, tarjetas, y más tarjetas. Todo con el objeto del control total, siempre en beneficio del Estado, “banca, hidroeléctricas, telecomunicaciones, farmacéuticas, quizás laboratorios, e industrias de alimentación etc.”

Mientras paseaba los perros, en ese dialogo interno mantenido, me he preguntado: ¿Y por qué no utilizamos nosotros también la tecnología y le damos la vuelta a la tortilla? ¿Si ellos tienen la capacidad de llevar millones de personas al redil cual fuésemos corderos al matadero, por qué no podríamos esos millones  controlar a unos pocos miles? ¿Por qué no utilizar la tecnología en pro de una sociedad mejor? ¿Por qué no construir una democracia real?...

 ¿Cómo hacerlo?... Muy sencillo, pudiendo “desvotar…

Suena raro, pero técnicamente se puede hacer, y tengo la seguridad casi al cien por cien, de que la solución planteada es la correcta al problema que nos atañe. Como poco, pondría  remedio a la corrupción, inacción, irresponsabilidad, nepotismo y felonías varias de nuestros políticos.


Ya sé que es el sueño de un soñador, pero tenemos la tecnología y la podemos utilizar para mejorar nuestro sistema electoral.

Evidentemente eso implica unos cambios de normas, en primer lugar sería exigir a “nuestros representantes," la modificación de la ley electoral.

Fuera listas cerradas, voto directo a los candidatos y presidenciales a dos vueltas. Hasta aquí nada nuevo bajo el Sol… Bueno. Si bajo el gravado Sol de España. La novedad consistiría en que el voto debería ser emitido telemáticamente y con derecho a retroactividad. Esto es. fin del cheque en blanco durante una legislatura, o abreviando en tan sólo una palabra, Desvotar.

Lo explicare:  ¿Cuántas veces nos hemos sentido engañados por el candidato de turno? ¿No os gustaría mandar a todos esos chorizos a su casa?... Me imagino que sí, quiero creer, que aunque tengamos diferencias ideológicas en lo básico estamos todos de acuerdo. Y uno de esos puntos, es que estamos más que hartos de los chorizos.

La posibilidad de desvotar, esto es: Retirar el voto al interfecto incumplidor debería ponernos a todos de acuerdo, y también debería de ser un derecho básico de los ciudadanos. ¿Por qué esperar cuatro años?

Naturalmente este derecho nos dotaría de mucha fuerza ante los políticos, aunque también exigiría más responsabilidad por nuestra parte. Quiero dejar claro que en mi propuesta, tan sólo se puede desvotar, a aquellos candidatos a los cuales en un principio hayas otorgado tu confianza. Esto es; no se puede desvotar a un candidato al que no hayas votado,

El sistema permitiría Podríamos desvotar cada seis meses, o lo que se acordaram nunca menos de cuatro veces por legislatura. Se podría hacer desde la casa, playa o desde Australia, la tecnología lo permite.

Esto supondría una verdadera  revolución blanca. Sin armas destrozos ni sangre por las calles. La tan ansiada y verdadera democracia, más participación ciudadana, más honradez por parte de los elegidos al saberse fiscalizados y evaluados por sus votantes, más control por parte de los partidos en la elección de sus candidatos y por la misma razón. Leyes más justas alejadas de los intereses de los grandes lobbys. Control de la clase política sin asambleas callejeras, manifestaciones ni alharacas de ningún tipo, más transparencia. Fin de la arrogancia y soberbia por parte de más de uno de  los que dicen representarnos. Que aun cobrando de nuestros impuestos, nos tratan como a siervos a los cuales hay que exprimir como un limón.


Podríamos fiscalizar leyes, exigir explicaciones claras sin cantinflaneos, saber el cómo, y él porqué de una adjudicación. Fin de falsas licitaciones, presupuestos inflados, nepotismo, prepotencia,  corruptelas etc…

¿Qué nos hace falta para eso?

Tan sólo necesitamos una cosa: Tener el poder de desvotar.

Ya sé que tan sólo es un sueño, una utopía. Ya sé que ese sueño tan sólo está en mi cabeza… ...por ahora.  Pero si queremos tenemos lo más importante.

Tenemos el sueño, tenemos las herramientas y la tecnología para poder ejecutarlo, y se puede hacer. Ahí os dejo la semilla.

By. Luis Ángel Jul López.


lunes, 18 de abril de 2016

Con perdón de los marranos.


A veces siento que estoy siendo reiterativo en mis escritos, no me gustaría hacerme el pesado, pero por desgracia las noticias son las que son, y por desgracia todos los días vienen marcadas, por la inmundicia, corrupción y  podredumbre que se ha instalado en las cúpulas del poder de nuestro país.

La piara nacional que se ha instaurado en las instituciones,  apoderándose de lo público, arrogándose el privilegio de representarnos, dictar normas y  leyes de obligado cumplimiento para todos los ciudadanos, o casi todos, puesto  que ellos las violan sistemáticamente, es algo ya insoportable.

Lo que está sucediendo, es algo que no tiene parangón con nada conocido, y que ha transformado este país en un grande teatro lleno de mierda, aquí hay estiércol para dar y tomar, lo hay en la calle, en las bancadas, y principalmente en el escenario, donde los guiñoles bailan al ritmo que marcan los  que mueven los hilos de  los titiriteros por detrás del escenario.

La obra a la cual por desgracia tenemos que asistir, queramos o no; -la entrada ya está pagada- podría titularse; El desguace de la península, o, Cómo de una vieja piel de toro hacer unos cuantos sayos, -privados claro está.- 

Estamos viviendo el esperpento de un país que grava la luz del Sol, mientras el ministro artífice e impulsor de dicha ley, tiene los cojones de tributar en paraísos fiscales.

¿Quién había dicho aquello de que el Sol sale para todos?

Un país en el cual los delitos de guante blanco, yo más bien diría de manos negras, se dejan prescribir en instrucciones eternas.

 Un país en el cual las manos limpias están sucias, dónde los defensores de los clientes de los bancos cobran de la misma banca por hacer caso omiso a los agravios inferidos a sus defendidos.

Un país donde esos mismos defensores extorsionan a los trileros de la banca so pena de airear los trapos sucios al mejor estilo de Lucky Luciano.

 Un país donde la banca asesora, ayuda y facilita instrumentos a los ministros, para  que estos puedan defraudar más y mejor,  y luego en reciprocidad estos les devuelvan el favor en forma de leyes o normas en contra de la ciudadanía.

Un país donde los jueces pusilánimes miran hacia otro lado,   cuando el juzgado es uno de los de su lado.

Un país donde el propio ciudadano se flagela de buen grado para mantener en el sillón al “larapio” al que ha votado.

No señores, no, no quiero un país donde la piara nacional esté en las instituciones.

No quiero un país de marranos ladrones, donde los chorizos hacen ventosa con el culo para aferrarse a los sillones, donde se promulgan leyes incoherentes y luego se echa la culpa a las instituciones, donde se prevarica todos los días en contra de la ciudadanía.

Quiero un país democrático, donde nuestro voto no sea un talón en blanco al portador válido por cuatro años.

Quiero que mi voto sea mío en cualquier circunstancia, quiero un país diferente.

Quiero poder echar al chorizo de turno a patadas en el culo, desahuciarlo de sueldo, de jubilaciones ventajosas y del sillón.

 Quiero un país en el cual se pueda “desvotar…”

 Tenemos la tecnología el conocimiento, y las herramientas necesarias, hagámoslo.

Fin de la primera parte.

Seguirá…


¿Hay alguien ahí?

  A pesar del estruendo, del ruido de escombros cayendo, de lo absurdo de la demolición, del volado, y la violación de las normas, a pes...