lunes, 3 de junio de 2013

Con Franco se vivía mejor.

Va hacer cuarenta años, cuando a España llegue.
Por un lado y por el otro, se escuchaba un decir.
Aunque ahora suene a facha, y nadie lo quiera reconocer.
Pues se encargaron de ello, los que vinieron después.
Con Franco se vivía mejor, era el dichoso dicho, y hasta ya lo creo yo.
Le llamaban dictador, porque las leyes dictaba.
Mandaba en el país, con mentalidad castrense.
Muy propio de un general, pues a su cuartel se debe.
Tenía a todos firmes, los suyos y los ajenos.
Gobernó en tiempos difíciles, fueron tiempos de posguerra.
Unos contentó en vida,  otros cuando le dieron tierra.
No viviendo aquellos tiempos, añoranza yo no tengo.
Ahora gobiernan otros, demócratas se dicen ellos.
Pues con nuestros votos salen, elegidos diputados.
Aunque nunca salen de las listas, listas de los elegidos.
Elegidos del partido, que se eligen ellos mismos.
Por lo menos el caudillo los cambiaba a menudo.
Cual se cambian los pañales a los niños, y por el mismo motivo.
Para que no se llenen de mierda, aunque aquí ya estén henchidos.
Malgastan nuestro dinero, hacen autovías y aeropuertos.
Mejoran las comunicaciones y así vamos como un tiro.
Como un tiro de escopeta, pero  escopeta de feria.
Que por mucho que apunten, por lo general siempre yerran.
Nosotros pagamos la pólvora, ellos llevan la muñeca.
Pero mucho  temo yo, que otra vez nos han “timao”.
 Aeropuertos sin aviones, y en  la dichosa autovía el multanova esperando.
No es más que otra manera, para sacarnos los cuartos.
Que si vas despacio porque estorbas.
Que si corres porque te pasas, que si te falta la pegatina.
Se caen a pedazos, los coches de la policía.
Pero si de multar se trata, la última tecnología.
Quizás fuera mejor, si viviera el caudillo.
Otra vez en seiscientos viajar.
Parando de pueblo en pueblo, y bebiendo del botijo.
No viviendo aquellos tiempos, añoranza yo no tengo.
No veo con suficiente moral, a nuestros representantes.
Siete lustros que van ya, y seguimos como antes.
Como antes o peor, nos abrasan a impuestos, para con nuestros dineros.
Satisfacer su ego, también llenarse el bolsillo.
Haciendo grandes proyectos que nadie se los pidió.
Y en eses proyectos grandes, llevarse grande comisión.
Creando  nuevas normas, impuestos, tasas y deberes.
Vendiendo nuestros derechos, al amiguete de turno.
Aquí un aeropuerto, allí una concesión de la hora, o quizás una Itv.
También una autopista, si es que pasan muchos coches.
Si acaso no fuesen rentables, aquí no ha pasado nada.
Que se las coma el estado, con patatas o con ajo.
¿Y los que hemos pagado?… a berrear en la calle.
Como borregos nos tratan, como críos de la teta.
Que hay que llevar de la mano, por si acaso nos perdemos.
Perdidos estamos ya, pues erraron el camino.
Quejarnos ya no podemos, puesto que nos ningunean.
Su dedicación es plena a quitarnos los higadillos.
No solo suben impuestos.
También bajan salarios, y recortan las pensiones.
Y el valor de las propiedades... ¿pero el IBI?...  por las nubes.
Y nosotros como borregos, llevamos la papeleta, cuando nos ponen el día.
Una vez pasado el día, si te he visto no me acuerdo.
Donde antes había dicho digo, ahora lo que digo es diego.
Y yo me pregunto.
 ¿Es esto una democracia?
¿Es esto una dictadura?
¿O una tomadura de pelo de siete hijos de puta, que no quieren soltar la teta?

No viviendo aquellos tiempos, me ha entrado añoranza…

¿Hay alguien ahí?

  A pesar del estruendo, del ruido de escombros cayendo, de lo absurdo de la demolición, del volado, y la violación de las normas, a pes...