Vivimos los ciudadanos de este país en un sin vivir, tan
solo obligaciones, deberes e impuestos. Residentes en la España de los
diecisiete reinos de taifas si de pagar impuestos se trata. o para sufrir
callados las estafas de la banca... Los desmanes de eléctricas, telecos, y si
se tercia, hasta de los que suministran el agua.
Contribuyentes, patriotas..., aunque a rastras, cubiertos
con la rojigualda, y moratones en la espalda, consecuencia de tanto currar, y
de los estacazos propinados con el mástil virtual de la enseña nacional... Que
nada tiene que ver nuestra mancillada bandera que unos denostan, y en la que se ampara la piara nacional que
nos gobierna.
Diecisiete reinos más uno, con sus ayuntamientos, pedanías,
y sus preceptivas cortes a las que mantener, y como no, también soportar las
ocurrencias, dislates, desmanes y desvaríos del caudillo de turno, solo
obligaciones, tasas e impuestos, que si el dinero no llega para la ocurrencia
caciquil y de su banda, al vecino se acude con un nuevo impuesto o derrama, que
pa' eso se ha empadronado, pa' contribuir con el erario "público."
Se inventan leyes, normas que a todas luces, hasta el que
asó la manteca se da cuenta de que son un robo y una estafa, da igual si ganas
o pierdes, o si te mueres, no hay escapatoria, siempre pagas la tasa impuesta.
No hay olvido ni perdón, si se trata de meternos la mano en
el zurrón, da igual que uno se declare de derechas o izquierdas, si es justo o
no, te roban con la ley hecha ad hoc, y si no quieres; embargo de cuenta,
primero has de pagar, y luego, "jijijiji", reclamas si puedes.
Si acaso el ciudadano se decide a reclamar sus derechos, al momento
cambian las tornas, por arte de magia de birli birloque, si te he visto no me
acuerdo, y no vuelva usted mañana... ni pasado con sus quejas. Ningunean a los
vecinos, les relegan al olvido cual moradores de Ostracia, país imaginario que me
acabo de inventar.
Emulando a los antiguos griegos, pero sin la fuerza popular,
condenando al ciudadano al ostracismo por los derechos reclamar, tan solo
pulsando un botón, y si te pones "pesao" la poli municipal, la consigna general es
marear, que no logre el incauto salir del laberinto.
Vivimos en un sin vivir, vivimos una dualidad, sin saber muy
bien quienes somos, si somos de aquí o de acullá, tan solo dos certezas, cuando
de pagar se trata seguro que somos de aquí, si buscamos nuestros derechos... Ay
amigo, si buscamos nuestros derechos somos del más allá
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