Varapalo del Tribunal Constitucional a nuestros más
allegados representantes, los que van
por los mercados babeando niños, y si pueden a mamás en época de elecciones
municipales, los que prometen arreglar fachadas, poner aceras, hasta el
internet si va algo lento, luego una vez elegidos, si te he visto no me
acuerdo.
Varapalo en forma de sentencia, anulando la incoherencia, de
una ley absurda, que desafía toda lógica, y demuestra la estupidez, o peor, la
mala baba, el trilerismo, o la capacidad de unos estafadores que dicen
representarnos, para crear normas con afán recaudatorio, con razón o sin razón,
siempre con vistas a esquilmar el bolsillo del ciudadano.
Nos tratan de gilipollas, crean impuestos, normas absurdas,
nos tratan con paternalismo y no poca condescendencia, somos los corderos a
pastorear, no vaya a venir el lobo feroz, mientras tanto nos quitan la lana, y
si a uno le parece injusto y se queja, para eso está la ley, y con la ley en la
mano te robo hermano... O quizás más bien primo.
A la derogación del impuesto de plusvalía, me refiero, o a
una de sus partes tal y como está redactada la nefasta ley.
Como bien su nombre indica, plusvalía, se subentiende que se
trata de un impuesto a cobrar sobre un beneficio o plusvalía sobrevenida por
la venta o transmisión de un inmueble, hasta ahí nada del otro jueves, la
cuestión es cuando no existe dicha plusvalía.
La dichosa ley, hasta ahora, escudada en una valoración ad
hoc del catastro, -otro caballo de Troya que habría que eliminar,- le permitía
al ayuntamiento de turno establecer una valoración, que en ningún caso salía
negativa, así se hubiesen producido pérdidas, o, al contribuyente, -léase
primo,- le hubiesen despojado de su propiedad, mediante embargo, u, venta a
pérdidas, no importaba, según la ley siempre se generarían plusvalías, y por
ende un impuesto a liquidar.
Dice el Tribunal Constitucional, y lo deja meridianamente
claro, que es inconstitucional cobrar un impuesto cuando no se han obtenido beneficios,
algo que al parecer no entra, -había puesto entraba, pero he hablado con el
ayuntamiento de Murcia y siguen erre que erre,- en la cabeza de unos señores, que se han postulado para regir una comunidad,
administrar los caudales de los vecinos, y velar por el buen hacer de los
ayuntamientos.
Estos señores, creadores de impuestos, leyes, normas, tasas,
y vericuetos legales para sablear al ciudadano, son incapaces de entender la
sentencia del Tribunal Constitucional, y, al parecer según ellos, Guipúzcoa no
pertenece España, o eso al menos es lo que se desprende de mi conversación con
la funcionaria de turno, puesto que según sus superiores, la sentencia dictada
por el Constitucional no es válida para el resto del territorio nacional, con
lo cual, para que el Excelentísimo Ayuntamiento de Murcia se someta al imperio
de la ley, habría que demandarlo ante el constitucional, y ganar el juicio, tan
solo así los mamelucos que nos gobiernan estarían dispuestos a reconocer la
sentencia como válida.
Me parece impresentable, que unos chorizos, desvergonzados,
que no tienen ni puta idea de gestionar, no un ayuntamiento, sino una simple
comunidad de vecinos, que han endeudado las corporaciones municipales para
mantener sus amigotes y chiringuitos varios se arroguen el derecho de obviar
las sentencias del constitucional, pasando por el forro de los cojones los
derechos del contribuyente.
Señores míos, aprendan a gestionar los dineros de los
vecinos, los ciudadanos, no les pagamos para crear nuevas tasas, sino para administrar
el dinero de nuestros impuestos sin despilfarrar un solo céntimo, si no son
ustedes capaces váyanse a sus casas.
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