...Estarán diciendo en su desesperación los hijos de la gran Bretaña... Andan nerviosos
Sires y Lores, faltos quizás del
suficiente suministro de té, o tila para calmar los nervios, o quién sabe, oxigeno
para el cerebro.
Presienten, intuyen, se han dado cuenta, de que con el
brexit, han metido la pata hasta las patillas. El mundo se ha hecho mayor, y
nuestros "snif" queridos lores, anclados en la prepotencia de su
pasado colonial basado en la política
de los hechos consumados, no pueden, no quieren concebir, que fruto de su
arrogancia, ellos sólitos, sin la intervención de nadie, tan sólo
ellos, han logrado practicar un histórico boquete en todo el centro de las islas,
con el riesgo de naufragio, y tener que asistir el hundimiento de su querida Unión Jack, en las gélidas aguas del mar del
norte.
La primera ministra, la Sra. Teresa May, ha iniciado la
desconexión con el resto de Europa, se anuncian las primeras consecuencias,
afloran los nervios de los impasibles Lores británicos. La resistencia a perder
privilegios se deja notar, queremos estar sin estar, piensan algunos Sires, o
descendientes de tal, ¿cómo participar del mercado común sin estar?
Tal cual contienda bélica, la economía también es una guerra, y para ganar batallas es necesario tener una puerta de entrada, una cabeza de
puente, una playa, o tan sólo una roca en un rincón espetada, aunque esa roca
sea nido, -como tiempos atrás lo fueron otras islas del mar caribe,- de corsarios, truhanes, contrabandistas. O en
los tiempos que corren, refugio de defraudadores y domicilio fiscal de
empresas pantalla.
En Gibraltar han puestos sus ojos, y sus esperanzas de
burlar el asedio los descendientes de Sir Francis Drake, pirata por excelencia,
y, que, de no ser por la "Qüeena," sus méritos como mucho darían para
ceñirse una corbata de cáñamo atada al palo mayor de una goleta, o caminar por
la tabla en un mar infestado de tiburones.
El peñón de Gibraltar, la plaza ocupada ilegalmente, la
anacronía de occidente, sería la cabeza de puente, la puerta a Europa, para
burlar normas y aranceles a los no socios. El corsario, en este caso, Fabián
Picardo, primer ministro de la piedra y adyacencias ocupadas ilegalmente a posteriori,
y en caso de que algo fallase, tan solo faltaría el culpable.
Pero resultó, que en Bruselas no son tontos, y puesto que mientras no cambie el status quo
del Peñón, la roca es de soberanía inglesa, por lo tanto está fuera de la
unión, y sujeto pasivo de acatar las leyes correspondientes a un país foráneo no socio. Se rompe por primera vez la neutralidad y se le da voz a los
españoles en el tema de su política hacia el Peñón.
Por fin alguien a quién echar la culpa, Pensando de ese
modo, -o quizás sin pensarlo,- Mr. Michael Howard no sé si, Sir o Lord, pero al
parecer con sangre de corsario corriendo por sus venas, sabedor de que están ocupando una parte de la
península ilegalmente, se ha apresurado a atacar al histórico enemigo, que ni
siquiera había dicho mu.
Evocando tiempos pasados, con nostalgia quizás, de cuando su graciosa
majestad la "Qüeena" Elizabeth otorgaba patentes de corso, y títulos
de Sir a personajes infames como Sir Francis Drake, se le fue la olla. Un mal
aire, quién sabe la fiebre amarilla, un ataque de Alzheimer, un mal día, el
caso es que; Mr. Michael Howard echó la lengua a pacer, con las baquetas en la
mano a redoble de tambor, o quién sabe, si después de una botella de whisky y
otra de ginebra, insta a Teresa May en una llamada de guerra.
Mientras tanto en el Peñón, Fabián Picardo, pone el grito en
el cielo, no vaya ser tenga que abandonar
su residencia habitual en Sotogrande. Se siente disminuido, de primer ministro
a gallo kirico, con posibilidad de ascender a la categoría de pollito pío. Tiembla Picardo,
se desgañita, grita ante la posibilidad de que lo planche el tractor amarillo.
By. Luis Ángel Jul López.
By. Luis Ángel Jul López.
No hay comentarios:
Publicar un comentario