Hace sesenta años
boina negra de medio “lao”,
estaría por el pueblo
fumando un puro, quizás,
un celtas corto mi abuelo.
En la sierra, el molino,
en una de las tres tabernas,
aunque creo que fue a las tres,
tan sólo un vasito de vino,
pues no era de mucho beber.
Entre palmadas en la espalda,
y felicitaciones de sus vecinos,
golpes de orgullo en el pecho diría
embargado por la emoción,
¡abuelo por segunda vez!
Imagino las conversaciones,
en la taberna, entre amigos y gorrones,
“en hora boa Pombal,
¿E que troixo a tua filla?
¿neno ou nena?”
“E un neno, e, é dos Pombales.”
Fiesta em casa
Pombal de Mosteiro,
mientras tanto yo ajeno,
aferrado a la teta,
abría tímidamente los ojos,
a la luz del primer día.
¡Entrañable!
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