Con paciencia y no poca cautela se
fueron posicionando en puestos claves de la administración, finanzas, gobierno,
y justicia, por supuesto ya más evolucionados, con mensajes de paz progreso y
armonía. Hubo unos cuantos que no habían aprendido la lección, y seguían con mensajes radicales tanto en un
bando como en el otro, la población advirtió el peligro, en la memoria
colectiva subyacían los acontecimientos de años atrás, y los radicales no
tuvieron muchas oportunidades de volver a cometer sus fechorías. Salvo unos
cuantos siervos fieles que habían sobrevivido, la mayoría de la población se
hallaba libre de la influencia de seres tan dañinos para la humanidad. ¡No! Ya
no dejaremos que vuelvan a convertirnos en zombis pensaron entonces todos. (Yo
no, por aquel entonces no creía en eso de los vampiros, ni tampoco pensaba.)
Hay que aclarar que los vampiros siempre
han estado ahí, al acecho, es más, no son diferentes a cualquier uno de nosotros,
al contrario de lo que todos pensamos para
sobrevivir no necesitan chupar la sangre en el sentido literal de la palabra.
No, se les ha adjudicado esta fama como algo figurado, ya que se alimentan en
realidad del esfuerzo y del sudor de sus congéneres una vez transformados en
zombis.
Para lograr sus objetivos, los
vampiros tienden a seguir unas pautas, en primer lugar hay que transformar la
población en zombis, y eso es lo que vamos a explicar. El primer paso es
dividir la opinión pública, hacer ver que se pelean entre ellos en aras al bien
común de los ciudadanos, una vez dividas las opiniones, se crea una especie de
pirámide en la cual ellos se encuentran en la cúspide, se nombran cargos de
mayor a menor hacia abajo como la raíz de un baobab, se nombran candidatos que son
ellos mismos, o en su caso Renfield’s, que no son más que vampiros menores
carentes de criterio y personalidad, (presidentes como el caso del vampiro
cejudo, fiscales, jueces, jefes de policía, y demás amamandurriados.) Sus
virtudes consisten en obediencia a los dictámenes de sus superiores y disfrazar
la realidad. Estos a su vez van nombrando subalternos que pueden ser siervos
sin voluntad, o sea zombis, por supuesto se crea una estructura paralela para
amamantar a los zombis más fieles, de esa manera se refuerza la base de la
pirámide. Una vez completado el organigrama el siguiente paso es hacer con que los
ciudadanos se sientan diferentes e discriminados. Lo que se dice laminar la
sociedad, enfrentando unos con otros, la vieja estrategia del divide y vencerás,
crear derechos donde no los hay,
repartir la riqueza de los demás, fomentar la incultura y la ley del
menor esfuerzo, hacer ver que todos son iguales y tienen derecho a la misma porción
del pastel independientemente del esfuerzo empleado. Una vez logrados esos
objetivos, la sociedad ya está a medio camino de la abducción total, y ya más
de la mitad son zombis radicales.
Continuara...
No hay comentarios:
Publicar un comentario