sábado, 19 de enero de 2013

Zombis vs vampiros.



Érase una vez un hermoso país al sur de Europa, donde sus habitantes disfrutaban de la luz del Sol, las playas, el flamenco, muñeiras, jotas y sardanas. Un país en el que los emigrantes cuando se reunían lejos de sus hogares cantaban el Asturias patria querida, tomaban pulpo a feira y tortilla de patatas en el centro gallego de turno.  Omitiré el nombre de aquel extinto país pues no quiero despertar los recuerdos ni  hurgar en las heridas por cicatrizar de los ciudadanos que todavía sienten orgullo de tan denostada nación, de los que no reniegan de sus orígenes  sienten orgullo de ser Españ… esto… perdonen, es que se me van los dedos, se dejan llevar por el corazón al igual que mis ojos se empeñan en derramar unas lágrimas por los recuerdos de un país el cual parece que nunca hubiera existido.
Bueno, como forma de hacer mención a dicho país para seguir con el relato, le pondré nombre, el más adecuado para el momento actual. A saber (snif.) Bananalandia.
Como muchos países latinos, Bananalandia tenía la desgracia de haber sufrido una guerra hacía ya algunos años, guerra provocada por los vampiros. Sí, sí señor, como lo oyen, vampiros. Por aquel entonces la población no sabía mucho de esas cosas, ya se sabe, poca cultura tanto por la época, como por los medios de información.
El caso es que los vampiros, ávidos de sangre. (Eso es lo suyo)  tratando de dilucidar sus cuitas, comenzaron poco a poco a sorberle el cerebro a la población transformándolos de esta manera en zombis. La lucha por el poder derivó en algaradas callejeras, asesinatos de curas, violación de monjas y quemas de iglesias, amén (upsss.) de licenciar de esta vida a los que no pensaban como ellos, faltaría más, al fin y al cabo eran sus enemigos naturales.
Quiero hacer un inciso para aclarar que lo de pensar es solamente una forma de expresión, al fin y al cabo todos sabemos que los zombis no tienen cerebro.
Continuara...

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